miércoles, 19 de junio de 2013

El cumpleaños de Juan Ángel - Mario Benedetti


Son exactamente las once menos cinco cuando suena el disparo y el vidrio de la bandera se hace añicos a menos de dos metros de Marcos dormido.

Abundantes puteadas a nivel de susurro. Con el segundo tiro todas esas hasta poco antes enhiestas jirafas se transfoman en planísimos lagartos (pero hay una brutal hermosura en esta alfombra de cuerpos tendidos a la buena de Dios).

- Te siguieron, tarado - dice Luís Ernesto brutalmente a Agustín.

- Te siguieron, botija - le dice suavemente Marcos y sonríe con resignación.

Como los albañiles se pasan los ladrillos ellos se pasan las armas (y la de Juan Angel pesa como él jamás imaginó que pudiera pesarle) y ex Osvaldo decide que éste es el momento de jubilar para siempre a su ex narciso, aunque no sin antes maldecirse por haber ahorrado inútilmente el semen fructuoso y no haber besado más muchachas en la edad en que nada hay tan importante como besar muchachas y recordar de pronto falsas maravillas tales como malvones diávolos picaflores mecanos ombligos pipas sanguijuelas alicates pirañas gramófonos candiles y otros infantiles motivos de estupor que el tiempo del adulto desprecio se encargaría luego de poner en su sitio. Acabo de descubrir que hace por lo menos tres minutos que no tengo miedo.

Se decide que burlarán la emboscada escapándose por las cloacas y que Marcos se quedará, voluntario, para cubrirles la retirada. Uno tras otro van bajando por el pozo metafórico:

- Ojalá vivas, Marcos - dice Edmundo y se pierde en el pozo.

- Ojalá vivas, Marcos - dice Pedro Miguel al tiempo que lo abraza transido e indeciso en su lupas de miope. Y se pierde en el pozo.

- Ojalá vivas, Marcos - dice Olga mientras lo besa y llora y se pierde en el pozo.

- Ojalá vivas, Marcos - dice Domingo que lo toca sin tocarlo y se pierde en el pozo.

- Ojalá vivas, Marcos - dice Agustín que no se atreve a sentirse en pecado. Y se pierde en el pozo.

- Ojalá vivas, Marcos - dice Ernesto envolviéndolo en su afecto tentáculo. Y se pierde en el pozo.

- Ojalá vivas, Marcos - dice Vera, muchacha pabilo con una minúscula llama en los ojos. Y se pierde en el pozo.

- Ojalá vivas, Marcos - dice Hugo, que lo abraza casi paternalmente (pero su voz despreocupada no le gusta a Osvaldo). Y se pierde en el pozo.

- Ojalá vivas, Marcos - dice Rosario mientras lo acaricia con su adiós apacible.Y se pierde en el pozo.

- Ojalá vivas, Marcos - dice Estela que es la única que lo besa en la boca (con miedo con derecho con costumbre) y se pierde en el pozo.

- ¿Sabes? - le dice Juan Angel a Marcos por decir algo - hoy es mi cumpleaños. Confieso treinta y cinco pero también son veinte diecisiete catorce.

Marcos lo mira sin preguntas y no le dice “que los cumplas feliz” aunque podría decirlo. Juan Angel lo mira por última vez y lo ve generoso como una hormiga modesto como un búfalo fiel como un oso colmenero.

- Ojalá vivas, Marcos - piensa -. Y se pierde en el pozo.

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