domingo, 29 de diciembre de 2013

Puras Historias : El Himno Nacional y Tamaulipas- Por Raúl Sinencio Chávez

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A veces sutiles, entre nuestro Himno Nacional y Tamaulipas existen nexos acaso únicos. Sigámosles la huella. Recorreríamos así entretenida ruta de lectura. Con breves renglones basta y sobra.


PATRIA

Incluso decenios adentro, el Siglo XIX fue difícil para los mexicanos. A contrapelo de tantas desventuras, sin embargo, buscaron establecer una y otra vez el himno del país, estimulados quizás por los precedentes de La Marsellesa. Lo intentaron con verdadero ahínco al menos en once ocasiones. Por desgracia, ninguna tentativa dio frutos plausibles. Uno de los esfuerzos postreros en cierta forma nos remite a suelo tamaulipeco.

Hacia 1849, efectivamente, mediante riguroso certamen, la Academia de San Juan de Letrán quiso ponerle letra a bien lograda marcha. Era autor de la partitura Henry Herz, pianista austriaco recién llegado. Vino con el holandés Franz Coenen, quien luego visitó la entidad, presentándose en Tampico como virtuoso del violín. La relación con Tamaulipas rebasa este pasaje, claro está.

Porque Andrés Davis Bradburn –compadre de Francisco González Bocanegra—escribió los versos ganadores en 1849: “Nada importa morir si con gloria/ una bala enemiga nos hiere,/ que es inmenso placer, al que muere/ ver su enseña triunfante ondear”. Descendía Andrés del angloamericano John Bradburn, que con Xavier Mina protagonizara la expedición insurgente de 1817, desembarcada en Soto la Marina, hoy municipio tamaulipeco, habiéndole prestado valiosos servicios a su patria adoptiva. Vecino de Matamoros, Tamaulipas, John Bradburn ahí moriría al despuntar aquella década, exaltándolo Manuel Payno in memoriam.


GLORIAS

Olvidada pronto la pieza musical, el vínculo tamaulipeco repuntó al encabezar arbitrario régimen centralista Antonio López de Santa Anna, vuelto Su Alteza Serenísima por los conservadores. Zalamero, el Ministerio de Fomento convocaría en 1853 a enésimo concurso para el cántico patrio. Vencieron las estrofas compuestas por González Bocanegra, una de las cuales ensalzaba al caudillo: “Del guerrero inmortal de Zempoala/ te defiende la espada terrible,/ y sostiene su brazo invencible/ tu sagrado pendón tricolor”.

Con acordes de Jaime Nunó –catalán que como director general de bandas de guerra trajo de Cuba el “guerrero inmortal”–, sería estrenada la obra el 15 de septiembre de 1854. Ausente Santa Anna, hubo necesidad de restrenarla al día siguiente en presencia del senil dictador, que nunca entregó los premios ofrecidos. Huido al extranjero ante el pronunciamiento de Ayutla, tampoco promulgó el decreto que adoptaba la composición.

No obstante, nuestro Himno Nacional surgiría unido a Tamaulipas. Lo anterior, dado que entonces conmemoraba el XXV aniversario del triunfo sobre la intentona española de reconquista, cuyas glorias regenteara Santa Anna. Dicha gesta tuvo lugar justo donde colinda la entidad con Veracruz.

FAENA

Oficializado durante la dictadura porfiriana, el Himno Nacional acrecentó nexos con el noreste extremo de México. Ello, al visitar Jaime Nunó Ciudad Victoria, capital del estado, recibiéndolo la Escuela Anexa a la Normal, en calle Hidalgo y callejón 12. De avanzada edad, arribaría hecho “un viejecito maravillosamente bello”, recuerda Emilio Portes Gil.

Miles de niños le tributaron afectuosa bienvenida. Cuando iba a tomar la palabra –añade Portes Gil–, le ganó el llanto. “No tenga usted cuidado, señor […] el mejor discurso que […] nos ha podido decir, son las lágrimas que han rodado por sus mejillas”, habría manifestado el gobernador. Dizque verificada la recepción en 1903, don Jaime traspuso las fronteras nacionales solo en 1901 y 1904. Contrasta asimismo el almibarado relato transcrito con las crónicas de prensa. Al confesar que el himno lo compuso en 1854 “sin más impulso que el premio de quinientos pesos” –reprocha cierto periódico capitalino–, “Nunó, por propia confesión, no hizo más que una faena vulgar".



Por Raúl Sinencio Chávez
Publicado en La Razón, Tampico, Tamps., 27 dediciembre 2013.
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