miércoles, 7 de diciembre de 2011
Días Tamaulipecos de Juan Rulfo - Por Raúl Sinencio Chávez
Para encumbrar a Juan Rulfo bastaron “El llano en llamas” y “Pedro Páramo”. Estas obras lo colocan entre los principales escritores del siglo XX. Sus andanzas, por cierto, abarcan el noreste mexicano. En términos más precisos, conoce tierras de Tamaulipas, arrancándole memoriosos testimonios.
GUIONES
Oriundo del poblado jalisciense de Apulco, si bien lo registran en Sayula, Juan Rulfo nace el 16 de mayo de 1917. Queda huérfano de padre en 1923. Dos bienios de por medio fallece también su madre. A corta edad es recibido en un orfanato, donde continúa la instrucción escolar. Nuestro personaje identifica como ancestro a don Juan de Rulfo, subalterno del realista Félix María Calleja. Efectivamente, hallamos noticias sobre Juan Francisco de Rulfo en Sayula-Zapotlán hacia 1814.
Casi quinceañero ingresa a la Universidad de Guadalajara. Por desgracia, le es imposible iniciar estudios, pues estalla prolongada huelga. Intenta a la postre inscribirse en la Universidad Nacional Autónoma de México. Pretende el título de abogado, a semejanza del abuelo. Sin embargo, exámenes rigurosos frustran el proyecto.
Ante tal panorama, asiste en calidad de oyente a los cursos de historia del arte, que imparte la Facultad de Filosofía y Letras. Ello quizás acaba decidiéndolo por la escritura. Cuando transcurre 1945 aparecen sus cuentos primigenios. A finales de esa década se publican tempranas fotografías suyas, campo en que logra composiciones de calidad. Destacará asimismo en los guiones cinematográficos.
DOCTOR
Casi quinceañero ingresa a la Universidad de Guadalajara. Por desgracia, le es imposible iniciar estudios, pues estalla prolongada huelga. Intenta a la postre inscribirse en la Universidad Nacional Autónoma de México. Pretende el título de abogado, a semejanza del abuelo. Sin embargo, exámenes rigurosos frustran el proyecto.
Ante tal panorama, asiste en calidad de oyente a los cursos de historia del arte, que imparte la Facultad de Filosofía y Letras. Ello quizás acaba decidiéndolo por la escritura. Cuando transcurre 1945 aparecen sus cuentos primigenios. A finales de esa década se publican tempranas fotografías suyas, campo en que logra composiciones de calidad. Destacará asimismo en los guiones cinematográficos.
DOCTOR
Al correr 1953 el Fondo de Cultura Económica comienza a circular “El llano en llamas”. Bajo el referido sello mexicano, tres años más tarde sale la novela “Pedro Páramo”. Tiempo adelante hacen lo equivalente Cuba, España y Venezuela. Caso insólito, EUA aporta en castellano dos tirajes de aceptables características.
El par de títulos literarios suman mientras tanto numerosas traducciones. Cuatro alemanas marchan a la cabeza. Italianas, francesas e inglesas fortalecen el catálogo. Tampoco faltan en variados idiomas: sueco, danés, noruego, ruso, checo, rumano, polaco, holandés, serbocroata, portugués, húngaro y ucraniano, por citar sólo ejemplos del ámbito editorial.
Esto último, de acuerdo con datos reunidos en 1980 por Jaime Alfonso Mendoza, quien asegura que el Fondo de Cultura Económica había impreso a la sazón 997 mil ejemplares de las dos creaciones aludidas. Limitándonos a la patria del narrador, hay que considerar otros 34 mil 900 volúmenes, provenientes de Nueva Imagen y Promexa. Aparte, Mendoza localiza 210 artículos, ensayos y libros dedicados a la prosa del jalisciense, incluida senda tesis de Arthur Ramirez, doctor por la Universidad de Texas.
EXTRANJEROS
El par de títulos literarios suman mientras tanto numerosas traducciones. Cuatro alemanas marchan a la cabeza. Italianas, francesas e inglesas fortalecen el catálogo. Tampoco faltan en variados idiomas: sueco, danés, noruego, ruso, checo, rumano, polaco, holandés, serbocroata, portugués, húngaro y ucraniano, por citar sólo ejemplos del ámbito editorial.
Esto último, de acuerdo con datos reunidos en 1980 por Jaime Alfonso Mendoza, quien asegura que el Fondo de Cultura Económica había impreso a la sazón 997 mil ejemplares de las dos creaciones aludidas. Limitándonos a la patria del narrador, hay que considerar otros 34 mil 900 volúmenes, provenientes de Nueva Imagen y Promexa. Aparte, Mendoza localiza 210 artículos, ensayos y libros dedicados a la prosa del jalisciense, incluida senda tesis de Arthur Ramirez, doctor por la Universidad de Texas.
EXTRANJEROS
Previo a los días aquellos, Juan Rulfo viaja con frecuencia por la república. Cumplidos los 22 años de edad, hace maletas y sale rumbo al sur de Tamaulipas. Alberto Vital Díaz ubica toda “una temporada” en 1939. Reciente todavía la expropiación petrolera, México capotea el boicot internacional de las empresas nacionalizadas.
Justo por esas fechas, el joven escritor pisa la ciudad y puerto de Tampico. No obstante, la visita nada tiene que ver con promociones literarias. Menos aún es para recibir el reconocimiento de las autoridades locales, que acaso ni ahora sepan del susodicho huésped.
“Juan Rulfo, autobiografía armada”, de Reina Roffé, menciona los motivos: “Empecé a trabajar como agente de inmigración”, por lo que “estuve en Tampico” y “en casi todo el país”. Explica: “Los agentes de inmigración revisaban el documento de los extranjeros. Los que estaban ilegalmente […], los que habían cometido algún delito. Entonces se los buscaba y se los deportaba […]. Era molesto, pero la gente, agradable” y “uno se iba de una parte a otra. Fue un largo viaje de unos dos, tres años”.
Publicado en La Razón, Tampico, Tamps., 2 diciembre 2011.
Días Tamaulipecos de Juan Rulfo por Raúl Sinencio Chávez se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
Basada en una obra en paginasmexicanas.blogspot.com.
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