lunes, 29 de julio de 2013
De como llegó Luis Buñuel a México y lo que sucedió después - Por Felipe Llanas Moreno
España; 22 de febrero de 1900 - México; 29 de julio de 1983 |
Habiendo sido un personaje universal, Luis Buñuel estableció un vínculo indisoluble con México, tocante a su vida personal y profesional, que continuó hasta su muerte, y que se ha extendido en el tiempo merced a su obra y a su implacable congruencia fruto de su lealtad a la ética y estética surrealista, tronco fundamental que apuntaló en el pensamiento y actos.
Su llegada a territorio mexica estuvo ligada a circunstancias por demás azarosas, accidentales, que se inician con su inquietud por venir a la América del Hollywood rutilante, meca del cine y generadora de recursos técnicos que él pretendía aprender. Tras su paso por la Residencia de estudiantes en Madrid y su amistad con lo más granado de la generación del ’27 (García Lorca, Dalí, Alberti, Dámaso Alonso, etc.), llega a París, donde tiene sus primeros encuentros con la producción fílmica y donde conoce y es aceptado por el grupo surrealista en pleno -con André Bretón a la cabeza- debido a los escandalosos estrenos de Un chien andalou (“Un perro andaluz”, 1928- 1929) y L’ age d’ or (“La edad de oro”, 1930), sus primeras obras cinematográficas que causan admiración y entusiasmo en los susodichos, convirtiéndose en parte de la célebre vanguardia artística de aquellos años. También en París conoce y se casa con Jeanne Rucar (1934), unión que resulta afortunada, ya que en Jeanne encuentra una compañera solidaria y comprensiva, dado su carácter posesivo y dominante. Jeanne será el amor de su vida y la madre de sus dos hijos, Juan Luis y Rafael. Buñuel hace un primer viaje a Hollywood (1930) recomendado por el delegado europeo de la Metro Goldwin- Mayer, viaje que no resultó fructífero pero que constituyó un primer acercamiento, fascinante, con el cine industrial norteamericano.. El estallido de la guerra civil en España (1936) provoca en Buñuel su toma de conciencia política, tomando partido por la República, y combatiendo a Franco en diversos frentes.
Encargado de asesorar a los productores que rodarían películas sobre el conflicto de su patria, Buñuel emigra a Hollywood por segunda vez (1939). Pero poco después de llegar la Asociación General de Productores Americanos prohibió la realización de cualquier película con tema referente a la guerra española, aconteciendo en unos meses el fin de las hostilidades con el triunfo del fascismo, iniciando para el gran director un período de inestabilidad laboral y penuria e económica, a tal extremo que al llegar a Nueva York a probar suerte(1940), Buñuel, con esposa e hijo, fue alojado por el escultor Alexander Calder en su piso, trabando con él una gran amistad. Gracias a una amiga inglesa, Iris Barry, esposa del vicepresidente del Museo de Arte Moderno de Nueva York, Dick Abott, , Buñuel consigue trabajo en un nuevo departamento dedicado a la cinematografía, empleo estupendo que perdió por las intrigas de un tal Mr. Prendergast, representante del catolicismo ante Washington, quien habiendo leído el libro “La vida secreta de Salvador Dalí”´1942), tomó nota de la descripción que el genial pintor catalán hacía de Buñuel, tachándolo de comunista y ateo, acusación gravísima por aquellos años en los círculos de influencia y poder en los Estados Unidos. Enterado, Buñuel renuncia a su cargo (1943). Este hecho provoca la ruptura definitiva de la amistad con Dalí, distanciamiento que no dio lugar a reconciliación posible.
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A partir de 1944, Buñuel vivió de esporádicos trabajos de doblaje y asistencia técnica de vuelta en Hollywood, sin poder filmar nada, y con una economía familiar prendida con alfileres. Hasta que llegó el año de 1946, decisivo para el rumbo que habría de tomar su vida. En una cena en la casa del gran director francés René Clair, se encontró a Denise Tual, viuda de Pierre Batcheff, el legendario actor protagonista de Un chien andalou, y casada por aquel tiempo con Roland Tual. Buñuel la había conocido en la época de su estancia en París en los años 30’s. Denise le propuso filmar “La casa de Bernarda Alba”, de Federico García Lorca, ya que ella tenía comprados los derechos para tal efecto, y aunque Buñuel no sentía gran estima por el teatro de Lorca, aceptó, en vistas de poder volver a dirigir. Camino a París, hicieron una escala de tres o cuatro días en la ciudad de México, donde debían entrevistarse con el conocido productor Oscar Dancigers. Se alojaron en el Hotel “Montejo”, desde donde Buñuel se comunicó a Nueva York con Paquito García Lorca, quien le informó que un grupo de productores ingleses le ofrecían el doble de dinero por los derechos de la obra de su hermano.
Imposible seguir adelante con el proyecto. Sin embargo, en el transcurso de la entrevista con Dancigers, éste le ofreció a Buñuel quedarse en México para hacer una película. Lo presentaron con el gran escritor e indigenista Fernando Benítez, quien a su vez lo llevó con el ministro mexicano Héctor Pérez Martínez, quien, magnánimo, le ofreció arreglar todos los trámites necesarios para otorgarle residencia y permiso de trabajo. Buñuel regresó a Hollywood a comunicarle la buena nueva a Jeanne, a preparar equipaje y a esperar la solicitud del consulado mexicano para poder viajar.
Es en México donde Buñuel encuentra estabilidad laboral al retomar, después de catorce años, su carrera de director; es en México donde los Buñuel Rucar comienzan a echar raíces – en 1952 compran un terreno en la ya conocida cerrada de la calle Félix Cuevas, y construyen su casa-; es en México donde el nombre de Luis Buñuel vuelve a tener resonancia internacional, para ya no perderla jamás; es en México donde Buñuel desarrolla un estilo y una técnica, un oficio maestro al que le debe su prestigio mundial, cualidades que se esbozaban ya en sus primeras películas; es en México donde fila obras capitales, así como películas de encargo, “alimenticias”, lo que le daría la oportunidad de realizar sus últimos grandes proyectos europeos que lo consagraron; es en México donde adquiere una nueva nacionalidad, ya que se naturalizó mexicano en 1949.
Las producciones mexicanas, es decir, financiadas por compañías nacionales, habladas en español y con actores y técnicos locales son las siguientes: 1. Gran casino (o En el viejo Tampico) (1946). 2. El gran calavera (1949). 3. Los olvidados (1950). 4. Susana (o Carne y demonio) (1950). 5. La hija del engaño (1950). 6. Una mujer sin amor (1951). 7. Subida al cielo (1951). 8. El bruto (1952). 9. Robinson Crusoe (1952). 10. Él (1952). 11. Abismos de pasión (1953). 12. La ilusión viaja en tranvía (1953). 13. El río y la muerte (1954). 14. Ensayo de un crimen (1955). 15. La mort en ce jardín (“La muerte en éste jardín”) (1956). 16. Nazarín (1958). 17. La fievre monte a El Pao (“Los ambiciosos”) (1959). 18. Viridiana (1961) Aunque se filmó en España se incluye por la participación destacada de Gustavo Alatriste como productor principal, y Silvia Pinal en el papel protagónico. 19. El ángel exterminador (1962). 20. Simón del desierto (1964).
Según lo refiere Jeanne, su esposa, en su libro de memorias, don Luis se puso mal pocos días después de su cumpleaños 83, fecha en que recibió la visita del presidente de la República Miguel de la Madrid Hurtado. En esa ocasión, Buñuel le preguntó al presidente si quería un huevo cuadrado, porque su esposa los sabía hacer. El presidente aceptó ¡y Jeanne le sirvió un huevo cuadrado! que de la Madrid comió entre sonrisas. Pareció una broma surrealista, que, sin intención alguna, animó el momento.
Don Luis murió en la mañana del 29 de Julio de 1983, mientras Jeanne le sostenía fuertemente la mano. Al final de “Mi último suspiro”, su libro autobiográfico, Buñuel juega con la idea de la muerte, evocándola: “Una cosa lamento: no saber lo que va a pasar. Abandonar el mundo en pleno movimiento, como en medio de un folletín. Yo creo que esta curiosidad por lo que suceda después de la muerte no existía antaño, o existía menos, en un mundo que no cambiaba apenas. Una confesión: pese a mi odio a la información, me gustaría poder levantarme de entre los muertos cada diez años, llegarme hasta un quiosco y comprar varios periódicos. No pediría nada más. Con mis periódicos bajo el brazo, pálido, rozando las paredes, regresaría al cementerio y leería los desastres del mundo antes de volverme a dormir, satisfecho, en el refugio tranquilizador de la tumba”. Porque siendo un personaje universal, Luis Buñuel se quedó en México. Para siempre.
Referencias bibliográficas :
-BUÑUEL, Luis. "Mi ùltimo suspiro" (Memorias). Edit. Plaza y Janes, Primera ediciòn mexicana, Diciembre de 1982, 251pp.
-COLINA, Josè de la y PÈREZ Turrent Tomàs. "Luis Buñuel. Prohibido asomarse al interior" (entrevistas). Edit. Joaquìn Mortiz/ Planeta, colecciòn Genio y Figura, 1a. ediciòn. Mèxico, 1986. 216 pp., màs epìlogo iconogràfico.
-LLANAS Moreno, Felipe. "Breves apuntamientos hacia la vida y obra de Luis Buñuel". Ediciòn Privada. San Luis Potosì, S.LP., Mèxico, 2005. 180 pp.
-RUCAR, de Buñuel Jeanne; MARTIN del Campo, Marisol. "Memorias de una mujer sin piano". Edit. Alianza Editorial Mexicana. 2a. Ed. Mèxico, 1991. 151pp.
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