sábado, 8 de noviembre de 2014

La llegada de Zapata



Vestido de charro viene
don Emiliano Zapata,
el campo verde se lleva
en sus espuelas de plata,
que el galope de su cuaco
un fuerte viento arrebata.

Viene Emiliano Zapata
para el cerro del Jilguero.
¡Éntrenle duro, muchachos!
Este es hombre verdadero.
A este caballo de espadas
le juego todo el dinero.

El Plan de Ayala en las manos;
Tierra libre para todos,
sin capataces, sin amos.
El horizonte se aferra
al grito de los surianos
que están haciendo la guerra.
¡No queremos pedacitos,
queremos toda la tierra!

Éntrenle duro, muchachos,
que para morir nacimos.
¡Ay! Tlaltizapán querido
donde a Zapata seguimos.

Éstas eran sus señales:
Cada labriego escondía,
en sus tugurios de paja
su rifle con siete llaves,
y cuando llegaba el día...

¡Viva Emiliano Zapata!
Eran gallos de pelea
con legítima navaja.

Éstas eran sus señales:
Jamás gastaron dinero
para comprar carabinas
en países extranjeros.
Zapata decía orgulloso:
A ningún hombre le debo;
les quité a los federales
todas las armas que tengo. 

Éstas eran sus señales:
el lujo pervierte al hombre
y lo distancia del pueblo.
Qué limpio que fue tu nombre,
salió sin oro ni plata
sin manchar su cuño humilde
con intrigas ni traiciones.
¡Viva Emiliano Zapata!


Corrido de la llegada de Zapata de José Muñoz Cota

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