jueves, 16 de marzo de 2017
Onésimo García Osorio , un recuerdo a la amistad - Alicia Mariscal de Yapur
Don Onésimo García Osorio 16 de febrero de 1928 - 8 de marzo de 2017 |
En 1972 Jorge y yo vivíamos en Cd. Mante, eran tiempos difíciles, el aparente auge del algodón a finales de los sesentas dejó
en la quiebra económica a muchos, en esos tiempos los bancos no
aseguraban las siembras y los que arriesgaron su capital tuvieron
pérdidas catastróficas por las condiciones climatológicas de la zona,
por ello los comerciantes empezaron a cerrar sus negocios, entre ellos
nosotros pues decidimos cerrar la tienda que Jorge había heredado de su
padre, ya teníamos a nuestros 4 hijos y él había decidido que
emigráramos a Tampico, quería entrar a la facultad de Derecho,
él decía que como carrera humanista era la más idónea para apoyar y
reforzar su sensibilidad y sus conocimientos artísticos.
En
ese mismo año a Jorge lo invitan a exponer en Bellas Artes, por lo que
estaba en franca producción de la obra que llevaría a México, y, como
era de esperarse, las inquietudes naturales y el nervio de lo que genera
un futuro cambio de ciudad y el compromiso de exponer en el máximo
recinto cultural del país afloraba en cada momento.
A
la casa iban a verlo algunos de sus amigos, entre ellos se destacaba
uno que se interesaba mucho en su pintura y le decía constantemente
“Jorge Yapur, tú vas a llegar muy lejos” me refiero al buen Onésimo
García, que en ese entonces era el presidente municipal de Cd. Mante.
Una noche Jorge me dijo “Mañana viene Onésimo, me comentó que viene
acompañado de una persona muy importante y que conoce mucho de pintura”.
Al otro día Onésimo llegó puntualmente
con su acompañante quien resultó ser el licenciado Ernesto Amor
Villalpando, prominente abogado de la ciudad de México y nieto del
arquitecto que diseñó la Aduana marítima de Tampico. El abogado resultó
ser una persona muy agradable en su trato y bastante culta pues se
expresó con un gran conocimiento acerca de la corriente estilística de
la pintura de mi marido (En ese entonces Jorge estaba en la corriente
abstracta) de inmediato mostró interés de adquirir alguno de los
cuadros, se decidió por uno de gran formato, le externó que lo invitara a la exposición y que le auguraba un gran éxito dejándole una tarjeta para lo que requiriera en México.
El
abogado Amor Villalpando nos trajo suerte con su visita aquella tarde
pero el crédito a la fortuna y a la bendición se lo dimos todo el tiempo
a Onésimo García, por su extraordinario valor de la amistad, por su
sensibilidad por el arte y el aprecio que sentía por mi marido, pues no sólo tuvo éxito en Bellas artes, de ahí la exposición fue itinerada al Instituto Mexicano del Café, al Centro Libanés de la ciudad de México y a Bellas Artes de Monterrey, Nuevo León, sobra decir que de aquella vasta producción sólo regresó un cuadro y que aún lo conservo.
Escribo
estos recuerdos porque personas como Don Onésimo García Osorio dejan el legado
de su gran sentido de la amistad y de su sensibilidad para la cultura y las artes. Por ello mi reconocimiento y aprecio para su hermosa familia y a la querida Libertad mi cariño y solidaridad.
Alicia Mariscal de Yapur
©2017-paginasmexicanas®
Cuando fui director en funciones del diario Expreso, del Mante, escuché hablar muy positivamente de don Onésimo. Tuve la intención de hacerle una entrevista. No la pude hacer, y siempre lo he lamentado. Más desde que supe que fue padre de la admirable doña Liby, de gran talento.
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