lunes, 1 de agosto de 2016
El otro México de los Mexicanos y el Mundo
“Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.” Albert Einstein
México lindo y querido. Así inicia una de las canciones
luz que despiertan los ánimos y voluntades de propios y extraños cuando
habiendo vivido aquí en México, como es mi caso, la letra y música de
Jorge Negrete, autor de esa pieza en sobresaliente, hace que la piel se
erice, la sangre hierva y el alma se despierte; como cuando se escucha
en los estadios a una sola voz la fuerza que recuerda la emancipación en
busca de la dignidad palpado en los hechos y las letras de la historia
mexicana, en el mexicano creativo, el inventor, el visionario, el
agricultor, el industrial, el profesional; en lo artesanos, los
artistas, el buen vecino, en la Villa de la Virgen de Guadalupe, cuando
ves la esperanza andando en los cuerpos iluminados y los ojos como
barniz, en la sonrisa complacida de miles y miles que la frecuentan cada
día; o, en grito del 15 de septiembre, tres veces elevado a la
nonagésima potencia. Sí, habría que estar muerto para no sentir algo
sino mucho, cuando en tu entorno ves y escuchas a una sola voz que el
pueblo (niños, mujeres, hombres) exhala de su ser profundo: ¡Viva
México, Viva México, Viva México!
La semana pasada describí una triste realidad. Es cierto que existe
inseguridad, tanta que a veces se siente temor de salir y otras veces
hasta dormirse por si entran a robar. Pero con todo y eso, por muy
cierto que sea, no es México, esto también es verdad.
El hecho que haya desalmados, corruptos, criminales no es lo único
que hay en esta gran Nación. En lo particular, así como cuestiono y
señalo lo indeseable, con esa misma pasión la defiendo de quienes la
acaban incluyendo a los nacidos aquí porque pareciera ser que no les
importa sus entrañas terrenales ni su placenta cultural que da vigor al
sentido de pertenencia.
A la Nación mexicana la he defendido y defiendo contra quienes la
usufructúan desmedida y demencialmente como si fuera su patio particular
o su hacienda con esclavos de inicios de 1900. Y, claro, también la
enaltezco (pese a mi ignorancia) dada tanta diversidad que existe,
diciéndole a aquellos que la conocen menos que no se equivoquen con las
realidades; y es que, probablemente sin desearlo, vociferan epítetos
injustos a partir de un marco de referencia limitado; o, incluso
totalmente desconocido tratando de reducir la inmensidad mexicana sólo
por un comentario escuchado. México es una Nación sorprendente,
majestuosa que también tiene gente valiente, valiosa, íntegra y
productiva. No todos son tranzas o ratas de dos patas como canta la
insigne y popular mexicana Paquita la del Barrio.
No. No fue esa mi intención. No pretendí quitarle méritos a la
voluntad de millones de personas que se despiertan con el deseo de dejar
su alma en la construcción de mejores caminos y legados para ésta y las
siguientes generaciones. Si bien existe aquello triste, ruin, feo con
lo que se ensalzan gobernantes megalómanos, tan desalmados como los más
criminales también hay millones quienes en sus casas educan a sus hijos,
en sus trabajos ensalzan su profesión con el compromiso, en las calles
defienden y propinan la dignidad humana en sus valores y principios.
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI),
en la Encuesta Intercensal 2015, en la República de los Estados Unidos
Mexicanos, se pudo contar con 119 millones 530 mil 753 habitantes.
¿Cuántos les gusta que sean entre criminales, ladrones, delincuentes,
corruptos? Son 32 Estados, eso es que son 32 gobernadores y no todos son
crueles, poco importa, vividores, oportunistas y otras hierbas
aromáticas incluyendo a sus compadres y padrinos de poder. ¿Cuántos son
los jefes de mafias o cárteles y cuántos viven de ello? ¿Serán entre
todos los de esta calaña unos 100 mil? ¿Medio millón? ¿Dos millones o
cinco, o diez? Pues le tengo una buena noticia, somos más los buenos,
los mejores, los éticos, los que tenemos valores y principios. Más de
100 millones de personas puestas y apostadas a seguir trabajando por un
México digno, grande, transformador (y no es “slogan” de campaña
electoral) los que vamos hacia una ruta de triunfos.
Si a esto le agregamos que la industria lacracinia (palabra que
inventé para referirme a las lacras como defecto o vició social) no es
patrimonio de los mexicanos, pues también los hay en todas partes del
mundo y en América Latina pululan como las luciérnagas en Nanacamilpa y
Españita de Tlaxcala en tiempos de reproducción que salen miles y miles
en los meses de junio, julio y agosto. Nada más que en las luciérnagas
es un proceso natural iluminar para aparearse; y las lacras buscan el
destello para aprovecharse. Así está esto. México no es el único país
con tunantes o villanos.
De hecho, estoy seguro, sin ser ni biólogo ni antropólogo, que a este
torbellino de personas les ha emergido más la parte negativa del ADN
aportado por los conquistadores. Latinoamérica es el resultado de las
conquistas y colonias sobre todo españolas, aunque también italianas,
francesas y portuguesas. España fue invadida y colonizada por varias
culturas como: celtas, íberos, romanos, visigodos, vándalos, árabes; a
través del tiempo, éstos introdujeron sus costumbres en la Península
Ibérica. Las prácticas aprendidas por los españoles las enclavaron en el
Nuevo Mundo con la conquista y el coloniaje.
Durante la Conquista imperaba la monarquía como forma de poder, que
siglos después desembocó en el sistema republicano como práctica
democrática que permitió una conducta administrativa gubernamental
apesadumbrada. Una parte por la genética y otra por los hábitos
aprendidos que algunos españoles introdujeron a América Latina. Si bien
no todos, sí hubo conquistadores y colonizadores piratas y corsarios que
zarparon buscando no sólo enriquecerse sino oportunidades de vida en
tierra firme.
Con los virreinatos hubo negociaciones y pactos de no guerras para
poder gobernar. La corrupción fue un mecanismo de control para el logro
de objetivos económicos, sociales y políticos particulares de los
gobernantes en América Latina. Esto ha sido una constante desde entonces
que se ha reflejado con mayor frecuencia durante las últimas cuatro
décadas (periodo 1975-2015).
Con esta actitud se ha amalgamado una fusión ofensiva de los
conceptos democracia, poder y corrupción como forma de vida de muchos
gobernantes. Esto ha tenido mayor auge en los dieciséis años que van del
siglo 21 al evidenciarse que no es lo mismo gobernar que ser oposición,
sin importar la tendencia política.
De manera específica, México, aunque también en otros países
latinoamericanos, no escapa a esta antropología casi sistémica, así la
biología y sociología del mexicano es pintoresca. Donde está fundido el
misticismo celta, el oportunismo romano, la filosofía visigoda, la
violencia vikinga, la inventiva árabe, la piratería europea. Todo ello
nos llegó con los españoles que habían sido conquistados por todas las
anteriores culturas cuando fue tomada la Península Ibérica o Hispania
desde antes de Cristo, y posteriormente durante siglos.
Pero esto no es de lamentar, pues somos los latinos éso y más, y los
mexicanos forman parte de ese crisol de razas y pensamientos históricos.
Estoy convencido que México es más que tequila, tacos, sombreros charros,
mariachis y, por supuesto, más que delincuentes. Hay un esplendor
mexicano nato, pese a todo, no es para menos defenderlo y gritar:
¡México Lindo y Querido!
Por José del Rosario Sánchez Franco (Consultor y asesor en Comunicación Política y Organizacional). Con información de El Sol de Puebla
Nota : La canción de México Lindo y Querido es autoría de Chucho Monge, compositor mexicano, autor de numerosos boleros, conocido internacionalmente.
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